El Rito Francés

Todos los rituales masónicos provienen de un tronco común, que son las asociaciones de constructores. De ahí que sus símbolos sean los instrumentos que éstos utilizaban: la escuadra, el compás, el nivel, el mazo, el cincel, la plomada y un largo etcétera. El nombre de logia, también proviene de esta tradición, ya que era el nombre de una edificación que se adosaba a la catedral en construcción, para que éstos pudieran reunirse. Estos símbolos y la base de los rituales siguen vigentes en todas las corrientes masónicas del planeta.

Pero la dinámica de la historia fue introduciendo variantes que llegaron a ser tan significativas que provocaron muchas de las divisiones que sufre la masonería actual. Tanto que esas diferencias llevaron a denominar de modo distinto a esos rituales: el Rito de York, el Escocés Antiguo y Aceptado, el Escocés Rectificado, el Francés, entre otros.

Pese a su nombre, el Rito Francés —también llamado Moderno es uno de los más antiguos rituales masónicos. El 24 de junio de 1717 se fija, casi con unanimidad, como la fecha de nacimiento de la masonería con la formación de la Gran Logia de Londres. La Logia de York no acepta esa hegemonía y hace su propia propuesta, formando una Gran Logia para toda Inglaterra en 1725. Se apodera de la denominación de antiguos y define a la Gran Logia de Londres como modernos. Pero dos años antes ya había núcleos masónicos en Francia, que tradujeron del inglés los rituales de la Gran Logia de Londres. Fechas en mano, puede explicarse la paradoja y el porqué el moderno es más antiguo que el antiguo: las logias de York y Londres se unen en 1813 en la actual Gran Logia Unida de Inglaterra, adoptando el Rito Escocés Antiguo y Aceptado y Francia sigue su propio camino desde 1732, en que las logias se agrupan para formar una Gran Logia, proceso que culmina en 1773, con la constitución del Gran Oriente de Francia, integrado por 133 logias.

Ambas corrientes evolucionan de modo independiente, incluso dentro de las logias que practican el mismo ritual, al punto que es difícil que ese mismo ritual se realice exactamente igual en dos logias, ya que cada una va introduciendo variantes según su propio criterio. Las logias son soberanas en estos aspectos.

Tras la apariencia sencilla que presentan los rituales, hay en ellos significados importantes. La primera divergencia ideológica de gran calibre aparece en 1877: el Rito Francés abandona la concepción teísta y adopta una humanista y laica. Hasta ese momento, en todos los rituales conocidos, la Biblia presidía las tenidas (reuniones) masónicas y las planchas grabadas (trabajos escritos que se leen en logia) debían iniciarse dedicándolas “A la gloria del Gran Arquitecto del Universo”, una amplia inclusión de los adeptos a diferentes religiones monoteístas. Esto significaba la tajante exclusión de agnósticos y ateos en las filas masónicas.

El Rito Francés reemplaza la invocación “A la gloria del Gran Arquitecto del Universo” por “Al Progreso de la Humanidad” y la Biblia por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sin negarlas ni cuestionarlas, considera las creencias religiosas como pertenecientes exclusivamente a la esfera personal, base de la concepción laicista de la sociedad.

Esta es la señal distintiva de todas las logias que practican este rito, que evoluciona a la afirmación del Humanismo como eje de su accionar. La ceremonia de iniciación es un ejemplo diferencial. Los viajes iniciáticos tienen un claro sentido de crecimiento personal y nada de prueba física.

El Ritual Francés tiende a anular o minimizar los restos militares, la pompa de la nobleza y la aristocracia y otras adherencias históricas anacrónicas, en búsqueda de un ceremonial cada vez más despojado y austero que ponga a la luz las esencias y los significados, en detrimento de los oropeles y adornos tradicionales.

Ahora bien, el Rito Francés no está siempre a la vanguardia. No todas las logias que lo practican aceptan a la mujer. Igualmente, hay logias femeninas que no aceptan hombres. En cambio, una gran parte de las logias liberales que practican el Rito Escocés son mixtas. Por su parte, todas las logias que dependen de la Gran Logia de Inglaterra, también llamadas regulares, son monolíticamente masculinas y absolutamente intransigentes con agnósticos y ateos.